Durante los próximos días 4, 5, 6 y 7 de febrero, el Teatro Principal acoge la representación de la obra de Valle Inclan «Divinas Palabras», una nueva versión que ha sido corpoducida por el Centro Dramático Nacional.

En palabras del director, José Carlos Plaza, «lo trágico, lo dramático, lo cómico y lo grotesco se aúnan en esta tragicomedia, donde es evidente la influencia de Goya y sus Pinturas Negras, de los Disparates, de los horrores de la guerra. Y tambiéh evidente es la influencia de Solana, Dalí y de toda una corriente española que llega hasta nuestros días, con Buñuel a la cabeza, en una auténtica sinfonía de colores, sonidos y sentimientos».

«Con Divinas Plalabras estamos ante una de las dos o tres obras más universales de nuestra historia literaria. Una obra que no ha perdido en este siglo ni un ápice de su poder corrosivo».

Funciones:

• Jueves, 4 de febrero, a las 19,00 horas.
• Viernes, 5 de febrero, a las 18,00 horas.
• Sábado, 6 de febrero, a las 18,00 horas.
• Domingo, 7 de febrero, a las 18,00 horas.

El exponente más moderno, el engranaje más perfecto y el cenit en el cual el teatro español llega al máximo nivel, hoy aún no superado. Aquello trágico, dramático, cómico y grotesco se hacen uno, en esta tragicomedia, en la que es evidente la influencia de Goya y sus pinturas negras, de Los Disparates, de los horrores de la guerra. Y también es evidente la influencia de Solana, Dalí y toda una corriente española que llega hasta nuestros días, con Buñuel al frente, en una auténtica sinfonía de colores, sonidos y sentimientos.

Esta inigualable obra de la literatura española es habitada con imágenes ancestrales de la muerte, el fanatismo, ingenuidad, barbarismo, codicia, avaricia y lujuria. Pero, sobre todo, de esta enorme fuente esencial, siempre reprimida, siempre oculta, siempre condenada y tantas veces prohibida: la sexualidad en libertad. Con Divinas palabras estamos ante una de las dos o tres obras más universales de nuestra historia literaria. Una obra que no ha perdido en este siglo XXI ni una pizca de su poder corrosivo». Por José Carlos Plaza, director y dramaturgo.