Intentando no hablar de sexo, Novo cae una y otra vez en este tema que quiere eludir, pero en el que inevitablemente se enfanga a través de sus canciones. Canciones de gran contenido poético guarromántico, género lírico creado por el propio Novo que consiste en combinar el romanticismo más exacerbado con el mensaje inmediato, sarcástico y a veces procaz. Humor poético, así lo define su creador; “Lo cortés no quita lo caliente” lleva proclamando desde hace décadas.Para ilustrar sus composiciones, y las motivaciones que le han llevado a ellas, el actor nos desgrana sus procesos creativos, sumergiéndonos en el apasionante mundo de las figuras retóricas inherentes a la poética que adorna sus temas.

Con una intensa relación con el público Nancho transita por los diferentes estadios del amor: el platónico, el no correspondido, el puramente carnal, el amor efervescente de los comienzos, el que se crea a base de una relación solidificada, del desamor, de los celos, la infidelidad, del odio (la otra cara del amor) y finalmente de los y las ex.No solo se apoya el actor en su monólogo y sus canciones, también homenajea a nuestros clásicos, en los cuales confiesa haberse inspirado, intercalando una serie de poemas que van desde Lope de Vega a León Felipe, pasando por grandes poetas de la lengua castellana. Las risas llegan en oleadas desde el patio de butacas al escenario, creando una marea de empatía entre los espectadores y el actor que se enfrenta a ellos. El contrapunto al personaje de Novo lo pone el pianista, quien, además de acompañarle en sus canciones y recitativos, pone en tela de juicio los versos que el autor aplica a sus melodías, lo que da pie a una disputa medio en broma medio en serio sobre qué es la poesía, y que al final obliga al actor a dirigirse al público buscando la connivencia con uno u otro.