Una piedra y una encrucijada de caminos. De la piedra sale la voz de un autor teatral, un demiurgo que nos sitúa en un páramo aragonés. Este dramaturgo nos avisa de la entrada a escena de un actor. Este tarda en salir puesto que tiene pánico a la escena. Cuando finalmente lo hace, descubrimos que el autor y el actor que están en escena son la misma persona, que a su vez es el dramaturgo real de la pieza.

Más adelante, la voz cambia y Paco Zarzoso dialoga con el fantasma de otro Paco Zarzoso: su padre. Este fantasma le trata con toda naturalidad, le pregunta por las vecinas, por cómo está su madre, le habla sobre la muerte, sobre las decisiones de sus dos abuelos…

Un espectáculo de autoficción en el que se tratan temas universales: los conflictos generacionales; las relaciones con nuestros padres y nuestros hijos; y, más importante todavía las decisiones de vida, qué camino tomar en nuestras propias encrucijadas.

Una tragicomedia jotera de uno solo (más o menos) en el que hay tres voces.

Piedra y encrucijada, es un texto escrito por Paco Zarzoso que contiene un gran manifiesto poético de amor al teatro a través del encuentro de un personaje con su encrucijada personal, pero que se convierte en el portavoz de encrucijadas más universales de otros seres humanos contemporáneos. Destaca la importante labor de investigación dramatúrgica realizada en esta pieza que juega entre lo biográfico y lo teatral, lo real y lo metateatral y en el que junto a la voz de Zarzoso se unen otras voces que ayudan a darle complejidad a esta encrucijada vital.