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Visita al Patio de la Infanta
diciembre 23, 2021 - 11:00 - 14:00
Esta joya del arte renacentista aragonés se remonta al año 1549. El comerciante y noble aragonés Gabriel Zaporta, judeoconverso y primer banquero de la Corona de Aragón, mandó construir la Casa Zaporta como regalo de bodas para su esposa Sabina de Santángel, también de familia de judeoconversos. La Casa Zaporta se situaba en los límites de la antigua judería. La espléndida mansión, considerada la primera entidad bancaria de España, se organizaba alrededor de un hermosísimo patio central, convertido desde el primer momento en “espejo del esplendor renacentista zaragozano”.
Tras el fallecimiento de Sabina de Santángel en 1579 y de Gabriel Zaporta profundamente apenado un año más tarde, hereda la Casa Zaporta el primogénito de Gabriel, Luis Zaporta, casado con la noble Mariana de Albión. En el siglo XVIII figuran como nuevos propietarios de la Casa Zaporta la familia Franco, quienes fraccionan el edificio para alquilar sus diversas estancias. Ramón de Pignatelli y Moncayo, el zaragozano más ilustre de su tiempo, habitaría como inquilino la planta primera de la Casa Zaporta, mientras en las salas bajas de la Casa abiertas al Patio, la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País funda la Escuela de Dibujo que en 1792 se convertirá en La Real Academia de Bellas Artes de San Luis.
En la primavera de 1793, tras la muerte de Ramón de Pignatelli, es la noble aragonesa María Teresa de Vallabriga y Rozas viuda del Infante Luis de Borbón, quien regresada a su ciudad natal, habitará la Casa Zaporta. Desde ese momento, será llamada para siempre “Casa de la Infanta”. Y su maravilloso Patio, llegado hasta hoy, el “Patio de la Infanta”.
A lo largo del siglo XIX, el inmueble sirvió de establecimiento a diferentes instituciones y negocios: Liceo Literario, el Casino Monárquico y Liberal, el Colegio de Humanidades de don Mariano Ponzano, la Academia Jurídico-Práctica Aragonesa o el Casino de Zaragoza, mientras los posteriores propietarios alquilaban las partes libres del edificio, sirviendo también para diferentes usos como: taller de fundición, almacén de carbones y de maderas, escuela de música, centro del Círculo de Obreros Católicos, taller y fábrica de pianos, imprenta, taller de ebanistería…
En 1894 la casa sufrió un importante incendio, quedando en situación ruinosa. Después de varios intentos de recuperación, en 1903 se inició el derribo del edificio, del que únicamente se salvaría el Patio de la Infanta, que fue desmontado y vendido en 1904 al anticuario francés Ferdinand Schultz, quien se lo llevó a París montándolo de nuevo para que sirviera de singular marco a su tienda de antigüedades. Fallecido el anticuario, sus herederos pusieron a la venta el Patio, despertando el deseo de adquisición por parte de importantes admiradores como Goering y Eva Perón. Finalmente en 1958 la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja consigue comprar el Patio para traerlo de nuevo a su ciudad, y lo instalará en la sede central de Ibercaja en 1980, donde hoy lo contemplamos.
Visita al Patio de la Infanta en Zaragoza
De lunes a jueves, de 11 a 14 y de 17 a 20 h. Viernes y sábados, de 11 a 14 h. Cerrado domingos y festivos. Entrada gratuita.