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Visita guiada a la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza
noviembre 21, 2021 - 11:00 - 14:00
€2Los sábados y domingos por la mañana se realiza una visita guiada a la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza, antigua Casa Donlope, palacio renacentista de estilo aragonés del s.XVI. Las visitas se realizan cada media hora entre las 11 h. y las 14 h. El precio de la visita es de 2€.
HORARIO
Sábados y domingos de 11.00 a 14.00 h
Frecuencia de las visitas:
11.00,11.30,12.00,12.30,13.00,13.30 h
El palacio se cerrará al público cuando el horario de visitas coincida con actos propios de la Real Maestranza de Caballería
Agosto cerrado.
PRECIO
Visita: 2 euros
Mayores de 65 y desempleados: Gratis
C. Joven/Estudiante/Familia Numerosa: 1.50
Discapacitados: 1.50 euros
Visita incluida en el Paseo Renacentista: 5,50 euros
Venta anticipada (de lunes a viernes) en Oficina de Turismo Pza del Pilar – Tel: 902 14 2008/976 20 12 00 (necesario recoger el ticket en la Oficina de Turismo antes de la visita)
Sábados y domingos los tickets son vendidos por los guías en el propio palacio
Palacio renacentista aragonés conocido como casa de Miguel Donlope o de la Real maestranza de Caballería por servir de sede a esta Real Corporación zaragozana. Construido durante la tercera y cuarta década del siglo XVI es un ejemplo del modelo de casa-palacio aragonés. Lo mandó edificar D. Miguel Donlope, notable jurista zaragozano miembro de una importante familia aragonesa oriunda de Montmesa (Huesca). Ostentó durante largo tiempo el cargo de abogado de la Ciudad lo que lo convertiría en uno de los personajes con más poder de Zaragoza. Gran conocedor de las tesis erasmistas, y con un origen converso, muy pronto fue investigado por la Inquisición, de la que escapó convirtiéndose en “familiar” del Santo oficio en Zaragoza. Su poder ciudadano quedó plasmado en el lugar elegido para su palacio, justo detrás de la Seo. Se desconoce quién fue el maestro de obras, pero en su construcción trabajaron el cantero vasco Juan de Landernain, autor de las columnas del patio y de la portada (hoy desaparecidas) y el logroñés Pedro Rebollo, rejero del rey, quién se encargó de las rejas de los vanos, además de los fusteros Jaime Fanegas (autor del alero) y Bernat Giner. La estética de la fachada de este palacio señala los avances renacentistas que definen ambientes nuevos de una ciudad del siglo XVI muy diferentes de fachadas anteriores muy austeras y menos evolucionadas. Con huecos rejados en la planta baja, más reducidos en la planta noble y mirador coronado por alero, responde a fachadas similares de otros palacios anteriores, pero su elaboración reflejan ya una preocupación por una valoración estética del exterior de la vivienda. La disposición regular de los vanos y la distinción tripartita de la fachada reflejan un orden estético. El mirador, tan típico en los palacios aragoneses, tiene ventanal doblado, óculos en los antepechos y resaltes en parte baja, en la línea de pretiles y en el arranque de arcos de medio punto, estética que responde al nuevo tipo diáfano y de efecto plástico de las nuevas casas zaragozanas del renacimiento. El alero, uno de los más espectaculares de los palacios aragoneses, es obra del fustero Jaime Fanegas, es de los primeros elaborados respondiendo al tipo clásico del momento. Reproducen, en madera, las cornisas de los tratados renacentistas que poseía Jaime Fanegas, el artífice más vanguardista de su época. Personaje inquieto y polifacético, responde al prototipo de hombre renacentista; aparte de fustero, es inventor de ingenios hidráulicos, descubridor de minas, constructor de puentes (como el que realizó sobre el Ebro)y autor de un proyecto para extraer madera del Pirineo para abastecer las galeras de Felipe II. Tras cruzar el zaguán nos encontramos con la típica luna o patio aragonés con columnas jónicas anilladas en la planta baja y sobrias toscanas en el principal, obra del cantero Landernain. Básicamente tiene la concepción de los patios de palacios de época anterior aunque con elementos de estilo renacentista. La galería alta de la luna, con apariencia robusta y más severa que el resto, está compuesta por arcos de medio punto y columnas de orden riguroso. La escalera claustral, que nace del patio, arranca de dos columnas jónicas coronadas por figuras humanas y monstruosas formando parte de la decoración de yeso que se desarrolla a lo largo del pretil hasta la galería superior donde se hallan unos tondos ocupados por bustos de personajes, roleos y máscaras. El antepecho está decorado con candelabros de grutescos y en las enjuntas de los arcos se pueden encontrar escenas mitológicas (como la lucha de Hércules y Anteo). Pero lo más notable y una de las piezas estelares del palacio, es la techumbre cupular de la caja de la escalera. Magnifica obra de madera del fustero Bernat Giner, circundada por un corredor abierto que retoma la estructura de la cubierta de la Sala Dorada o Salón del trono del Palacio de la Aljafería. Bernat Giner consiguió una armonía perfecta en la combinación de los motivos de tradición mudejar (mocárabes, estrellas y lacerías) con los renacentistas (casetones octogonales, medallones, y grutescos). |
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La importancia de este palacio fue reconocida con su declaración como Monumento Nacional en 1931.
Sin duda el palacio de Donlope representa uno de los más claros ejemplos del arte renacentista aragonés de su cuidado y conservación hasta nuestros días ha sido responsable directo la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza. |